Crónica de la Reunión del Equipo Panamericano. Setiembre 2024. Carlos Roberto dos SANTOS

A los hermanos de la Fraternidad Jesús Caritas

El equipo panamericano estuvo reunido en Brasil, en la Ciudad de Goiás, entre los días 16 y 21 de septiembre de 2024. Estuvimos estos días en la Casa de la Fraternidad, donde se vive la espiritualidad del Hnos. Carlos de Foucauld. El padre Carlos Roberto, el responsable panamericano, que vive allí, nos recibió y organizó las actividades de este encuentro.

Todos los días a las 7,30 hicimos media hora de Adoración silenciosa y a las 8,00 celebramos las laudes. El almuerzo de cada día fue a las 12,30. A las 18,30 la Misa con la comunidad y a las 20,00 horas cenamos.

El lunes por la tarde tuvimos un primer encuentro simultáneamente presencial y virtual. En él participamos los cuatro integrantes del equipo: Carlos de Brasil, Mártires de Rep. Dominicana, Alex de EEUU, Tino de Argentina, Fernando Tapia y Arturo de Chile y Jhonfer de Venezuela. En un primer momento el P. Tapia nos contó acerca de la organización de la XII Asamblea Internacional (6 al 21 de mayo de 2025), del Directorio y de los Estatutos de la Fraternidad, que el Equipo Internacional está revisando. Nos informó también sobre la necesidad de enviar las fichas de inscripciones de los responsables y delegados con los respectivos vuelos para ir organizando la logística del encuentro. Desde el obispado de San Isidro se enviará la carta de invitación para los participantes que necesiten Visa para ingresar a Argentina.

Luego compartimos qué es lo que están viviendo las fraternidades de cada uno de nuestros países y de manera especial la formación de las fraternidades de otros países como Venezuela (P. Jhonfer estaba presente), Colombia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Panamá. El lunes a las 18,30 celebramos misa con la pequeña comunidad que participa de las actividades de la Casa de la Fraternidad.

En la mañana del martes volvimos a reunirnos online, esperábamos recibir una iluminación del P. Honoré Sawadogo, sobre el tema: “Luchar contra el clericalismo con San Carlos de Foucauld”, pero no fue posible debido la inestabilidad del internet donde él estaba, no le permitió conectarse con nosotros. Por tanto, luego nos envió el texto para que pudiéramos tenerlo. Ante esta situación continuamos compartiendo acerca de la vida de nuestras fraternidades en cada país. Experimentamos un muy buen intercambio de las experiencias de las

fraternidades existentes y de las nuevas en formación. Una buena noticia es que el Mes de Nazareth se ha realizado en varios países de las Américas, y también que hay seminaristas y jóvenes presbíteros acercándose y participando de nuestra espiritualidad.

En la tarde del martes se continuó la organización de la logística de la IV Asamblea Panamericana que se realizará en San Pablo, Brasil.

El miércoles tuvimos el Día de Desierto en el desierto de Goiás, ya que hacía un calor insoportable. Concluimos con la celebración de la Misa con el Pueblo.

En la mañana del jueves continuamos el trabajo sobre la organización de la IV Asamblea. En la tarde visitamos la parroquia Nuestra Sra. de la Abadía, de la ciudad Itaberaí, y en la comunidad San José fuimos a la casa de algunos enfermos. En la noche celebramos la Misa en la comunidad San Antonio, junto al P. José Mateus Domíngues, quien pertenece a la Fraternidad.

El viernes pasamos la mañana y la tarde visitando la Comunidad Terapéutica Paraíso, donde estuvimos compartiendo con los hombres que viven allá, a quienes se les ayuda en su recuperación de su dependencia química. Nos presentamos, comunicando nuestros nombres y diciendo de dónde somos, almorzamos junto a ellos y culminamos con la celebración de la Misa, en la capilla de dicha Comunidad. En la Misa cada uno de los presentes pudieron compartir sus dolores y sufrimientos, como también sus esperanzas de lograr la cura y volver sanos a sus vidas y a sus familias. Fue un momento muy importante, que nos ayudó a todos.

En la mañana del sábado discutimos en relación al texto del folleto de la liturgia en varias lenguas, el cual culminaremos en otro encuentro. En la tarde escribimos el texto de la invitación de la IV Asamblea y finalizamos con el texto de las crónicas de este encuentro.

En nombre del equipo panamericano, un gran abrazo,

Carlos Roberto dos Santos

Responsable Continental


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Horeb Ekumene, n° 373, octubre 2024

Con la muerte, la opción de vida hecha por el hombre se hace definitiva su vida está delante del Juez. La opción que a lo largo de la vida ha ido tomando una forma concreta, puede tener diversas características. Puede haber personas que han destruido totalmente en ellas el deseo de la verdad y la disponibilidad para el amor, personas en las cuales todo se ha hecho mentira, personas que han vivido para el odio y que en ellas mismas han pisoteado el amor. Es una terrible perspectiva pero ciertos personajes de nuestra historia dejan entrever, de manera espantosa, la existencia de perfiles de esta clase. En semejantes individuos ya no habría posible remedio para nada y la destrucción del bien sería irrevocable: esto es lo que se
quiere indicar con la palabra «infierno».

Por otra parte, puede haber personas muy puras, que se han dejado penetrar enteramente por Dios y que, por consiguiente, están totalmente abiertas al prójimo; personas que ya desde ahora han dejado que su ser esté totalmente orientado a Dios y el mero hecho de ir hacia él es tan sólo el cumplimiento de lo que ya son.


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Mirar a la manera de Dios

“Vida contemplativa”: expresión, a veces enigmática, que guía nuestra vida cotidiana; una melodía sin la cual nuestra vida pierde sentido. ¿Qué significan estas dos palabras para nosotros hoy? Hermanitos y Hermanitas de diferentes países europeos se han reunido para intentar responder a esta pregunta, basándose en sus propias experiencias. Comparten con nosotros algunas perlas, algunas pistas que pueden guiar nuestros propios comienzos en la oración.

Una cuestión de mirada

Contemplar es mirar a la manera de Dios. Es mirar a Jesús y maravillarse de su belleza. Significa mirar a las personas: descubrir la belleza que a veces oculta la vida ordinaria. Significa descubrir el Espíritu, la santidad del vecino de al lado.

Significa mirar y también ser mirado, dejarse mirar, dejarse interpelar por la mirada de los demás en cada etapa de nuestra vida.

Un viaje sin fin

¿Podemos maravillarnos de lo que no sabemos? Estamos en el camino del conocimiento… La búsqueda es continua, siempre abierta.

Muchos otros movimientos, cristianos o no, religiosos o filosóficos, desarrollan la contemplación. Nosotros los «religiosos», junto con nuestros vecinos, la gente de los barrios donde vivimos nos descubrimos en una profunda búsqueda.

En la vida ordinaria

Alguien me preguntó una vez: «¿De dónde viene tu esperanza? Yo quería una vida que no me alejara de la vida real con la gente sencilla; la vida con sus alegrías, sus sufrimientos, sus dificultades. Es ahí, en medio de la vida cotidiana, donde encuentro mi esperanza.

No soy llamada a vivir en un mundo paralelo, sino en la realidad de la vida, a vivir en el mundo y aceptarlo tal como es.

Jesús se sumergió en la realidad de su tiempo, en su contexto. Descubramos algo nuevo en esta realidad banal, cotidiana, que tiene algo de positivo. Nuestra vida contemplativa tiene los colores del hoy, de nuestra realidad.

Una visión amplia

Somos una Iglesia en medio del valle: una Iglesia en salida de “la cristiandad” y de su vocabulario. Una Iglesia en salida, pero que aún no ha entrado de lleno en este mundo postcristiano. El contexto europeo secularizado en el que vivimos nos urge a redescubrir las relaciones.

Necesitamos ampliar la Eucaristía, verla como una presencia que va más allá del ámbito litúrgico para abarcar toda nuestra vida. No es la Eucaristía la que pierde importancia, sino que se unen Eucaristía y vida, formando una sola cosa con nuestra vida. Se nos invita a vivir una vida eucarística.

Una escuela de desapego

La edad y la vejez son también una escuela de oración, de contemplación, de desprendimiento, de deseo del Encuentro. Acompañar a nuestros hermanos ancianos es ser testigo de un camino accidentado, siguiendo las huellas de Jesús, que no tuvo que experimentar la vejez.

Con la edad, nos volvemos más humildes, aceptamos la realidad tal como es, acogemos nuestras propias limitaciones. El desapego en sí mismo no tiene sentido, salvo para apegarse más a Jesús. No se trata de una actitud voluntarista, sino de dejar que el Espíritu Santo actúe en nosotros.

A los mayores les gusta mirar a los niños, que son maestros de la admiración, el asombro y la contemplación.

Del silencio a la palabra

No es fácil ni natural hablar con los demás de las cuestiones que nos rondan por la cabeza. Tengamos 20 u 80 años, nos cuesta hablar o escribir sobre nuestra vida contemplativa.
Tal vez, al llegar a cierta edad, sentimos cierto pudor al hablar de la experiencia vital de la contemplación, prefiriendo guardar silencio. Al mismo tiempo, es necesario decir algo… necesitamos encontrar el camino.

Por eso hemos querido compartir contigo algunos fragmentos de nuestros intercambios, con la esperanza de que puedan resonar con tu propia experiencia.

Texto redactado a partir de extractos de la carta de pt sr Elisabeth-Lucie (PSJ), pt fr Kuba (PFJ), pt fr Mirek (PFJ) tras el encuentro de Bérgamo (Italia)


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Horeb Ekumene n° 372

Cuando observamos que los años van deteriorando nuestra salud y que también nosotros nos vamos acercando al final de nuestros días, algo se rebela en nuestro interior. ¿Por qué hay que morir, si desde lo hondo de nuestro ser algo nos dice que estamos hechos para vivir? El recuerdo de que nuestra vida se va gastando día a día sin detenerse hace nacer en nosotros un sentimiento de impotencia y pena. La vida debería ser más hermosa para todos, más gozosa, más larga. En el fondo, todos anhelamos una vida feliz y eterna.

Siempre ha sentido el ser humano nostalgia de eternidad. Ahí están los poetas de todos los pueblos cantando la fugacidad de la vida, o los grandes artistas tratando de dejar una obra inmortal para la posteridad, o sencillamente los padres queriendo perpetuarse en sus hijos más queridos.

Aparentemente, hoy las cosas han cambiado. Los artistas afirman no pretender trabajar para la inmortalidad, sino solo para la época. La vida va cambiando de manera tan vertiginosa que a los padres les cuesta reconocerse en sus hijos. Sin embargo, la nostalgia de eternidad sigue viva, aunque tal vez se manifieste de manera más ingenua.


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