Noticias desde Nazaret, diciembre 2025

Nazaret, 13 de diciembre de 2025
En cada grupo de la
Familia internacional Charles de Foucauld

Queridos hermanos y hermanas:

Estamos actualmente en Nazaret, yo, el hermano Gabriele, prior de los Hermanitos de Jesús Cáritas, y Sor Antonella, responsable general de las Discípulas del Evangelio.

Acabamos de terminar nuestro encuentro con el patriarca latino Pierbattista Pizzaballa y el obispo Rafic Nahra, auxiliar del patriarcado latino de Jerusalén. Fue un momento de comprensión y gratitud. El Cardenal expresó el fuerte deseo de que este lugar siga manteniendo viva la memoria de Charles de Foucauld y su espíritu de oración, acogida y fraternidad. Con ellos hemos oficializado el cambio de presencia en este lugar donde vivió Charles de Foucauld entre 1897 y 1900.

Después de un largo período de discernimiento, particularmente doloroso, ha llegado el momento para nosotros, los Hermanitos de Jesús Caritas, de dejar la fraternidad de Nazaret, heredada de las Hermanitas de Jesús en 1996, que habían sucedido ellas mismas a las Clarisas que habían acogido y sostenido a Charles de Foucauld en su camino de discernimiento y conocimiento de Jesús y de los Evangelios, en este lugar.

Para nosotros, Hermanitos de Jesús Caritas, estos años han sido un tiempo maravilloso de integración en Tierra Santa, con todas sus alegrías y penas. Es muy difícil dejarla. Hay el corazón de los hermanos que se han sucedido aquí, sobre todo el de Álvaro que ahora está enfermo y hospitalizado en Italia en un centro de reeducación, y en particular el de Paolo que está enterrado en el cementerio del hospitall italiano de Nazaret, el de Giovanni Marco y Roberto a quien Con pide un corte no sencillo.

La elección que hemos hecho está motivada por el deseo de vivir plenamente la llamada a la vida comunitaria y, por tanto, vamos a reunirnos en Sassovivo donde actualmente nos encontramos en una situación de fragilidad. Hemos pedido a los Discípulos del Evangelio la disponibilidad para tomar nuestro lugar en Nazaret porque la Iglesia de Tierra Santa, y en particular el patriarca Pierbattista Pizzaballa, desea que continúe la presencia de tu Familia de Charles de Foucauld.

Hoy, por fin, nos hemos reunido con el Patriarca y el Obispo de Nazaret que han oficializado este relevo; deseamos informar a la Familia foucauldiana.

La alegría que nosotros, Discípulas del Evangelio, sentimos por esta decisión, quiere ser la alegría evangélica, que no descuida el sufrimiento de los Hermanitos de Jesús Cáritas, que han madurado la decisión de poner fin a su presencia en esta tierra, Amada y servida con gran dedicación durante treinta años. Deseamos, en comunión y continuidad con los Pequeños Hermanos de Jesús Caritas, hacer nuestras las alegrías y los sufrimientos de los pueblos que viven aquí; nuestra elección de vivir en Nazaret quiere ser precisamente un motivo de esperanza y de fraternidad con los que viven en Tierra Santa y visitan estos lugares.

Como Discípulas del Evangelio, no teníamos la intención de abrir nuevas fraternidades en este momento. Sin embargo, hemos aceptado la propuesta de abrir en Nazaret porque deseamos preservar el «estilo de Nazaret» y fortalecernos en este lugar familiarizándonos con el Evangelio, como hizo Charles de Foucauld. En este espíritu, queremos compartir el sufrimiento y la esperanza de los habitantes de la Tierra Santa, cuya vida es puesta a prueba diariamente por las incomprensiones entre los pueblos. Estas razones, entre otras, nos incitan a confiar en la providencia de Dios y a compartir entre nosotras, hermanas, la convicción de caminar para ser verdaderos Discípulos y verdaderas amantes del Evangelio, a través de esta nueva apertura.

Agradecemos a los Hermanitos de Jesús Cáritas que nos acompañan en la transmisión de esta experiencia.

Como hermanos y hermanas de estas dos familias religiosas, contamos con vuestras oraciones, nos trasladamos a Nazaret en comunión con toda la familia espiritual Charles de Foucauld, en el compromiso de llevar a los que encontramos la riqueza del Evangelio según el espíritu del hermano Charles.

En comunión fraterna.


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Boletín Hermanos de Jesús. N° 40

Un amigo nos preguntó cómo vivíamos la compasión; en su respuesta, Taher, de la fraternidad de Tamanrasset (Argelia), nos habló de la compasión como otro nombre de la solidaridad con aquellos que nos rodean; una solidaridad concreta que es también deseo de la llegada del Reino abierto a todos.

Al leer la petición de Jacques, yo mismo me sentí interpelado por la frase de René Voillaume sobre la compasión, que releo a menudo, escrita en la imagen del recordatorio que recibimos, a la ocasión de su muerte. En primer lugar, me parece necesario leer íntegramente este breve texto:

“Quizás estemos a punto de entrar en un periodo de la historia de la raza humana que será el tiempo de la compasión, viviendo en la impotencia de encontrar soluciones a los problemas planteados.
Más que nunca, tendremos que ofrecernos en intercesión, en comunión con el sacrificio del Señor, inmersos en su Eucaristía para suplicar que la misericordia de nuestro Salvador se derrame sobre toda la humanidad.
Más que nunca, es el momento de ser fieles a nuestro carisma fundacional”. (René Voillaume, octubre 1997)

En general, tenemos una idea aproximada de lo que es la compasión. Pensamos en María sufriendo con su hijo mientras muere en la cruz. Sin embargo, el contexto en el que René habla de ella nos orienta sin duda en otra dirección. Me gustaría reflexionar sobre esto porque toca lo más profundo de nuestras vidas.


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Carta de Navidad 2025 y Año nuevo

«Porque nos ha nacido un niño… y se llamará su nombre: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (cf. Isaías 9,6).

Queridos hermanos,

En este tiempo de Adviento, mientras preparamos nuestros corazones, mentes y vidas para recibir al Niño Dios en Navidad, os escribo esta breve carta.

¡Es la Navidad de Jesús, una celebración de alegría, de esperanza y de luz!

¡Observemos el Nacimiento! ¿Qué vemos? Una escena sencilla, pero llena de significado: un pesebre con el Niño Jesús acostado; María y José admirando y cuidando al Niño Jesús con gran amor, pero también guardando en sus corazones lo que vieron, oyeron e incluso lo que no entendieron; los ángeles cantando, alabando a Dios y anunciando la presencia del Niño Dios entre nosotros; en esta alegría también vemos a los pobres pastores y a los Reyes Magos, y junto a ellos a los animales, las estrellas y toda la naturaleza con la exuberancia de la vida, pero oculta.

En esta hermosa escena de cantos y alegría, hay algo que no se menciona, pero que está ahí: hay un intercambio entre el cielo y la tierra. Es la grandeza del misterio de Dios-Amor que se encarnó, haciéndose pequeño y humilde, en la sencillez vivida por los pobres que se encuentran en los lugares más bajos.

El pesebre de Belén fue el inicio de la cercanía a los más sencillos y marginados. La gruta a las afueras de Belén, en medio de los pobres, fue el lugar donde el Hijo de Dios eligió nacer. Y allí revela que nadie está excluido de su amor y su gracia.

Todos estamos invitados a contemplar, meditar y orar sobre este misterio. El Hermano Carlos, sin duda, en medio del silencio, el trabajo y las tareas cotidianas, encontró en la vida de Jesús desde el pesebre el verdadero camino hacia el servicio, la imitación y la santidad. Desde su nacimiento, su Amado Jesús se identificó con los pobres y los que sufren, y él, el Hermano Carlos, hizo todo lo posible por imitarlo.

Hermanos, Belén está aquí, donde vivimos: en nuestras parroquias; en nuestras celebraciones litúrgicas; en las diversas obras pastorales que realizamos; en la multitud de migrantes que abandonan su país, dejándolo todo, buscando un lugar donde vivir con dignidad; en las víctimas de guerras impulsadas por el poder y la codicia; en la masacre de pueblos por ideologías de muerte.

Esa luz que brilló en el pesebre de Belén aún brilla hoy en la lucha por erradicar estas situaciones de muerte: el hambre en el mundo; por defender los derechos humanos, promover la justicia, la responsabilidad en el cuidado de los marginados y oprimidos, y desafiar los sistemas que perpetúan la injusticia.

Queridos hermanos y hermanas, al celebrar el nacimiento del Niño Dios, nuestro Amado, deseo que Él reine en nuestros corazones, en nuestros pensamientos, y nos inspire a ser instrumentos de paz y bondad en este nuevo año que se acerca. Inspirado por San Carlos de Foucauld, en mi nombre y en el de todo el equipo internacional, deseo a todos una Feliz y Santa Navidad y un bendecido Año Nuevo 2026.

Pe. Carlos Roberto dos Santos
Responsable internacional


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