Noticias y Comunicaciones n° 324

El silencio es nuestro gran enemigo, pues nos lleva a nuestros interrogantes y a nuestras verdades más íntimas. Es por esto que no queremos escucharlo. Sin el silencio interior no podemos escuchar a Dios y no podemos reconocer su presencia en nuestra vida. Sin el silencio interior no podemos crecer como personas ni como creyentes. San Bernardo, refiriéndose a un teólogo le dice: «Árido es todo el alimento del alma si no es rociado con este aceite; es insípido si no se sazona con esta sal. Lo que escribes no tiene sabor para mí, si no leo en ello a Jesús». Y afirma: «Solo Jesús es miel en la boca, cántico en el oido, júbilo en el corazón».

Se entiende por espiritualidad una existencia religiosa comprometida.

El elemento más importante de la espiritualidad es el compromiso de fe de una existencia con Dios. Se trata de una experiencia, de un entendimiento y una comprensión de la relación con Dios, así como una actitud ética que gobierne la vida de la persona. De esta manera podemos decir que hay una espiritualidad hindú, budista, judía, musulmana y cristiana.

La espiritualidad cristiana es la forma en que una persona, que está animada por la presencia viva y por la acción del Espíritu de Cristo, reacciona y actúa habitualmente de acuerdo a Él. De esta forma la espiritualidad cristiana abarca toda la persona humana (cuerpo, alma, espíritu). Para San Pablo una persona es espiritual, cuando todo su ser y toda su vida están or-
denados, dirigidos e influenciados por el Espíritu de Dios (1 Cor 2,12, 14) por su aliento, que es vida. Actualiza el espíritu de Jesús.

Hay que entrar en lo profundo de nosotros mismos, donde reina el silencio, para encontrarse con el Maestro interior: Cristo Jesús, en quien reconocemos «la imagen visible del Dios invisible» (1 Col1,15). Por medio de Él vislumbramos tanto lo que es Dios como lo que estamos llamados a ser. El cristiano es aquel que vive de la luz de Cristo y es el mismo parte de esa luz, lo que comporta una gran responsabilidad social. El encuentro con Cristo no nos aparta de la tarea de transformar el mundo, sino que nos empuja a un compromiso cósmico e histórico sir reserva. (JLVB)

PDF: BNC 324

La ermita de Carlos de Foucauld en Assekrem

Con demasiada frecuencia todavía circula la idea de que Charles de Foucauld se construyó una ermita en la montaña en 1911, en Assekrem, a 60 km de Tamanrasset, para vivir en silencio y soledad.

La realidad es bien distinta, pues su motivación para ir a las montañas era “…tomar contacto con otras tribus que no veo aquí” 2

Pero debido a la extrema sequía, los nómadas este año se fueron a buscar pastos más lejos. Aprecia aún más las pocas visitas que recibe:

«Me siento muy bien en mi montaña de Assekrem, es un excelente lugar para tomar contacto… como en este momento los campamentos están lejos debido a la sequía, los visitantes se ven obligados a tomar una o dos comidas, a descansar, a pasar la noche, lo que significa que llegamos a conocerlos bien. Así que estoy muy feliz de haberme establecido aquí.” y “En esta soledad, las relaciones de vecindad se identificaron en amistades muy estrechas.” 3

Como tiene pocas visitas, aprovecha para hacer un intenso trabajo en lengua tuareg.

¡Y Charles de Foucauld no vivía solo en Assekrem! Había llegado a Ba Hammou, “un tuareg muy inteligente y muy hablador” 4 que era un excelente traductor. Lo necesitaba: sin él no habría podido avanzar en su trabajo lingüístico.

Por lo tanto, se trasladó a Assekrem el 6 de julio de 1911 con Ba Hammou, trayendo comida para dos personas Durante 16 meses, libros y millas de hojas con sus notas sobre la lengua tuareg que quería corregir.

El que no había logrado tener un compañero, por lo que hizo «fraternidad» con Ba Hammou. ¡Nos gustaría saber todo sobre esta vida en común! Porque no fue fácil: ¡Lo que sabemos es que Ba Hammou se quejó desde el principio del exceso de trabajo!

Seis meses después vuelven a bajar a Tamanrasset: ambos están agotados por el exceso de trabajo (10:45 h./día), la falta de alimentos frescos y también por el frío que aprieta.

Habiendo muerto en 1916, Charles de Foucauld continuó su vida como aprendiz, con quienes empezaron en sus hermanos y hermanas en Tamanrasset. Los «Cuadernos de Tamanrasset»
1905-19016” 5 en el que anotó cuidadosamente todos los números de las personas que conocieron, nos permitiesen darnos cuenta de
esta vida compartida y sus amistades.

En conclusión :

“Charles de Foucauld, a través de las sombras y las luces, nos abrió al sentido de la fraternidad universal. Esta dimensión de toda vida evangélica es urgente para nuestro tiempo. Nuestra invitación a difamar nuestras reticencias y nuestras reticencias ya seguir el camino trazado: Cristo no está confinado en nuestras iglesias, nos espera en el corazón de nuestra humanidad en busca de sentido y de Fraternidad.» 6

Obispo Claude Rault. MA Père Blanc, obispo emérito de Laghouat-Ghardaïa (Argelia)
Miembro de la SNRM como experto

1 Antoine Chatelard, Charles de Foucauld, El camino a Tamanrasset, Karthala, 2002 p.157
2 Charles de Foucauld, Cartas a Marie de Bondy, París, Desclée de Brower, 1966, p.185
3 Charles de Foucauld, Cartas a su hermana Marie de Blic, Mesnil Saint-Loup, 2005, p.177
4 Citado en Antoine Chatelard op.cit. Páginas 249
5 Charles de Foucauld, Cuadernos de Tamanrasset 1905-1916, París, Ciudad Nueva, 1986,
6 https://eglise.catholique.fr

PDF: La ermita de Carlos de Foucauld en Assekrem

Homilía en la misa de acción de gracias por la canonización (16 V 2022). Ángelo de DONATIS

Estamos aquí para dar gracias al Señor, que tomó en serio la oración del hermanito Carlos, e hizo de él una obra maestra, un santo. En nuestros corazones habita hoy el deseo de dar las gracias al hermanito Carlos y tratamos de hacerlo con tanta alegría y tanta libertad.

Gracias porque amaste la vida, te atreviste a explorarla en todas sus facetas, saboreaste los sentimientos y las pasiones, no te resguardaste de nada.

Gracias por tus dones que reconociste, acogiste y dejaste fructificar: tu inteligencia, tu pasión por la lectura y por los viajes, y gracias también por tus limitaciones, tus debilidades, tus heridas que no negaste ni ocultaste: las dejaste transfigurar por la misericordia del Padre.

Gracias porque, asemejándote cada vez más a tu amado hermano y Señor Jesús, has amado hasta el final. Gracias por tus dudas, preguntas e insatisfacciones. Gracias porque tu amor nunca te parecía suficiente.

Gracias por lo que no sabemos de ti, que sigue siendo un misterio. Gracias porque no podemos apropiarnos de tu vida ni convertirla en un absoluto. Gracias por tu descenso al último lugar, por el olvido de ti mismo, por tu pobreza y generosidad.

Gracias por las relaciones que tejiste con tanta fidelidad, porque amaste a tu familia, a tus amigos, a tus vecinos, sin excluir nunca a nadie porque nunca terminaste de construir el muro que hubiera marcado tu recinto y en cambio abriste la puerta de tu ermita y de tu corazón a muchos.

Gracias porque aprendiste a recibir de los demás, a no ser autosuficiente, porque al aceptar depender de los pobres -en un momento de enfermedad- te convertiste en un hermano pequeño, en un hermano universal.

Gracias por atreverte a dejarlo todo para vivir sólo para Dios.

Gracias por perder el corazón por Jesús de Nazaret y por encontrarlo en cada criatura como hermano y hermana.

Gracias por tu docilidad a lo que el espíritu te sugirió, porque no tuviste miedo de dejar atrás seguridades ya adquiridas. Gracias por tu atención a los que considerabas más lejanos a los que considerabas más pobres, gracias por la ternura con la que los querías por la paciencia y bondad con la que te acercabas a ellos y te impregnabas de su cultura.

Gracias por tu delicadeza y también por tu claridad al denunciar las injusticias y los abusos.

Gracias porque parece que escuchamos y vemos el evangelio proclamado por tu vida. Gracias por haber soportado la soledad sin desesperarte.

Gracias por tu deseo de tener hermanos y tu capacidad de soñar.

Gracias por la fecundidad de tus días: muchos de nosotros formamos parte de esa espiga nacida de ti, un grano
de trigo sembrado en la arena del Sahara.

¡Gracias, hermano Carlos!

(Angelo De Donatis, homilía de la misa de acción de gracias por la canonización de San Carlos de Foucauld, 16 de
mayo de 2022)

PDF: Homilía en la misa de acción de gracias por la canonización (16-V-2022) Ángelo de DONATIS

Convocatoria III Asamblea Panamericana

CORDOBA, 19 al 24 de septiembre de 2022

A los Responsables Nacionales de nuestra Fraternidad en Argentina, Chile, Brasil, República Dominicana, Haití, México, Estados Unidos y Quebec-Acadie.

Queridos hermanos:

¡Paz y gozo en nuestro bienamado hermano y Señor Jesús!

Me ha parecido oportuno iniciar el proceso de preparación de nuestra III Asamblea Panamericana con esta Convocatoria. Para diseñarla debemos tomar en cuenta tanto las Conclusiones de nuestra II Asamblea (Santo Domingo, febrero de 2018), como las Orientaciones que se desprenden de la Asamblea Mundial realizada en Cebú, Filipinas en enero de 2019.

En nuestra Asamblea de Santo Domingo hicimos varias propuestas para responder al desafío ecológico y al desafío migratorio y para mejorar la vida y misión de nuestras fraternidades. Creo que una lectura atenta de la “Carta de Santo Domingo” puede refrescar nuestra memoria y poner nuestra III Asamblea en continuidad con ella. También en Cebú fijamos ciertos acentos y prioridades que están recogidos en la “Carta de Cebú”. Adjunto ambos documentos como preparación a nuestra próxima Asamblea.

Podemos decir que la Asamblea Mundial enfatizó la dimensión misionera de nuestro ministerio presbiteral, a partir de la experiencia de misión del Hno. Carlos y de la insistente invitación del Papa Francisco a ser una Iglesia en salida hacia las periferias geográficas y existenciales. En una reunión que tuvimos los delegados de América durante el desarrollo de la Asamblea de Cebú, acordamos que éste debía ser el núcleo de nuestra III Asamblea Panamericana y que sería bueno abordarlo desde las experiencias misioneras que se podrían presentar en el campo migratorio, ecológico, o de la salud, en estos tiempos de pandemia.

Por otra parte, el Papa Francisco en su encíclica “Fratelli Tutti” coloca la gestación de la fraternidad universal como finalidad última de la misión y señala al hno. Carlos como inspirador de este horizonte evangelizador. (FT n. 286 y 287).

También me parece importante recoger, analizar y proyectar los datos respecto de nuestras Fraternidades en América, que nos arroja la Encuesta que el Equipo Internacional envió a todos los países.

(Ver documento completo en PDF: Convocatoria III Asamblea Panamericana)