Ante la polémica mediática suscitada en la Iglesia y la sociedad de Chile por las supuestas denuncias ante la Congregación para la Doctrina de la Fe contra los jesuitas José ALDENATE, Felipe BERRÍOS y nuestro hermano Mariano PUGA, Mariano ha hecho pública esta DECLARACIÓN:
DECLARACIÓN
Quiero agradecer a tantos por su cercanía en esta Iglesia que soñamos.
Con sinceridad quiero decirles:
Es una mentira la supuesta acusación de nuestro arzobispo Ricardo a Roma contra Felipe, Pepe y yo, como dijo cierta prensa.
Cuando he tenido expresiones que no le parecen a don Ricardo, siempre me ha llamado, hemos dialogado. ¡Es la legítima y difícil libertad de opinión en la Iglesia!
Me da pena la línea de confrontación contra su persona y su imagen. Me siento en profunda comunión con él.
¡Nos cuesta tanto compartir la fe en la diversidad! Somos Iglesia que quiere ser fiel a “Jesús Buena Nueva para los pobres”, una Iglesia “pobre y al servicio de los pobres” (papa Francisco), donde los pobres se sientan en su casa.
Queremos ser discípulos de Jesús, el de “ay de ustedes los ricos…
ay de los que están satisfechos…
ay de los que ríen”…
los que mantienen una economía que mata y excluye a tantos de la alegría de vivir, la educación, la salud… que destruye la Creación.
Cuando nos juntamos a celebrar la Cena del Señor, oramos por una “Iglesia que sea recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz” (Plegaria Eucarística), sin autoritarismo, sin clericalismo, fraterna y transparente.
Presbítero Mariano Puga Concha
Santiago, 14 de octubre de 2014.



arriba y abajo y por preocuparse por cada hermano. Gracias a Charlò CAMILLERI, ocarm., por darnos mañana y tarde de manera sencilla su experiencia de estudio de la espiritualidad de Carlos de FOUCAULD y de Teresa de Lisieux, en ese espíritu misionero que identifica a ambos con un mensaje universal.
nuestra escucha y nuestra mano para ayudar a escribir sus vidas, con alegría y esperanza. El tiempo es un regalo de Dios que nosotros administramos. Dar ese tiempo a los demás es una buena inversión. La experiencia de fraternidad que tenéis es un aval de ese tiempo bien empleado. Eso es un valor que no luce, que no proporciona currículo o posición social y eclesial relevante. Pensamos a veces en un futuro que ni sabemos cómo va a ser; nuestro presente es lo que cuenta, tanto para nosotros como para Dios. ¿Cuál es el futuro de nuestra fraternidad, si ya somos mayores? En las manos de Dios está.
romper etiquetas ni crear otras nuevas. Se trata de ofrecer desde nuestra pobreza que un presbítero diocesano necesita de una espiritualidad que le identifique con la misión de Jesús. Y una forma de vida que le haga ser amigo de compañeros y abra su corazón en la revisión de vida. Una espiritualidad del desierto y una espiritualidad que hace de la adoración un momento de gracia y de amistad con Jesús. Una espiritualidad que ayude al trabajo en equipo, a realizar en común las tareas pastorales, que comprometa con el mundo y la vida de los más pobres, como pobres, no como desertores de clase social.
Gracias a todos por ser así.