Queridos hermanos de la Fraternidad,
doy gracias a Dios por la excelente experiencia de fraternidad que tuvimos en la XII Asamblea en Buenos Aires. Agradecemos especialmente a Eric y a su equipo por organizar y coordinar toda la reunión, pero no debemos olvidar al equipo de bienvenida y logística en Argentina, coordinado por Tino. Que Dios los bendiga a todos.
Ciertamente, el Hermano Carlos sigue inspirándonos a “gritar el Evangelio” en nuestro ministerio, viviendo nuestra misión “por Jesús y por el Evangelio”, porque todo lo que compartimos en los informes nacionales y continentales presentados durante la asamblea, y en nuestras conversaciones en los grupos, en la mesa o en las salidas que hicimos, sigue resonando en nuestra mente y en nuestro corazón.
Esperé la primera reunión virtual del Equipo Internacional para escribirles esta carta. Quería escuchar y compartir con los hermanos de esta “fraternidad de coordinación” que comienza, los recuerdos, los sentimientos de alegría, esperanza y los desafíos que quedaron después de la Asamblea, para que podamos trabajar en ellos durante los próximos 6 años.
De todas preocupaciones, dos nos llaman la atención. Primero, nuestras fraternidades están envejeciendo, y segundo, no se están incorporando nuevos sacerdotes. ¿Por qué no llegamos al corazón y la voluntad de los jóvenes? ¿Esto tiene que ver con nuestro testimonio de vida o son signos de los tiempos? Una cosa está clara: tenemos un problema en la continuidad de la Fraternidad Sacerdotal de Jesús Cáritas, y necesitamos orar y reflexionar sobre cómo abordarlo.
Es cierto que estamos atravesando un cambio de era con transformaciones radicales en todos los ámbitos de la vida, especialmente en los valores que guían la vida humana. Los antiguos problemas de la humanidad se mezclan con los problemas ficticios de las fake News. La comunicación de esta era digital, con sus algoritmos, altera la percepción y el modo de las personas de comprender la realidad existencial, de relacionarse con Dios, y de vivir relaciones fraternas entre sí. Se añaden además las incertidumbres y el miedo de una posible tercera guerra mundial, donde lo que está en juego no es solo conflictos geopolíticos sino también étnicos y religiosos. En consecuencia, afecta nuestra vida y existencia, es decir, «nuestro testimonio», pues este mundo nos envuelve por todos lados y parece contradecir nuestro querer-actuar y nuestro querer-vivir la espiritualidad.
Sin embargo, es en esta época que estamos llamados a vivir la espiritualidad de Nazaret, desde el último lugar. Mientras el mundo digital necesita focos, micrófonos, brillos y likes para destacarse en voz alta y clara, y mostrarse todo el tiempo para ser «visto y oído» por los demás, la espiritualidad de Nazaret, vivida en la Fraternidad Sacerdotal Jesús Cáritas, siguiendo los pasos del hermano Carlos, va en otra dirección: silencio, ocultamiento y sencillez, desprendimiento y vivencia con escasos recursos, rebajamiento para ser servicio a los últimos, intimidad con Jesús de Nazaret para testimoniar la bondad y fraternidad universal.
Queremos, como hermano Carlos, hacer valer el don de Cristo, que nos hace hermanos de todos, y orar y actuar por este mundo herido por la guerra y la violencia. Pero queda una pregunta: ¿nuestra espiritualidad está en contradicción con el mundo actual? creo que no. ¿Es posible tocar el corazón y la mente de las personas desde internet? Creo que sí, pero tenemos que conocer más para evangelizar mejor en este mundo. ¿Es posible tocar sus corazones para encontrarse con Jesús, pobre servidor, y hacer la experiencia de “estar con Él” y ser sus seguidores? Creo que sí. Lo que no podemos es quedarnos sin hacer nada, pensando que tenemos mucho trabajo, cuidando la parroquia, el seminario, las pastorales, etc.
Hermanos, creo que podemos hacer la diferencia allí donde estamos, si vivimos la cercanía, la bondad y el amor. Miremos al hermano Carlos. ¿Qué vemos? Un hombre que vivió la realidad de su tiempo, obstinado en imitar a su amado Jesucristo; decidido a dar testimonio de lo que Jesús haría si estuviera en su lugar. Prestemos atención a la realidad que nos rodea, tanto las situaciones difíciles y dolorosas como las alegrías y esperanzas que nos animan, ya sea en el mundo o en nuestras fraternidades.
Pero en primer lugar debemos tener los ojos fijos en Jesús, como hizo el hermano Carlos. Él señala a Jesús, buscando en Él la inspiración para testimoniar la vida de Nazaret; hermano Carlos vivió «Nazaret» en todos los lugares y situaciones donde estuvo. Escuchemos al amado Jesús de Nazaret, a quien el hermano Carlos tanto escuchaba y prestaba atención en cada palabra, en cada acción, y como se encontraba con la gente, e intentaba imitarlo. En cada Eucaristía, celebremos con nuestro Amado Jesús su donación de vida; y donemos también nuestra vida, haciéndonos oblación con Jesús, como hizo el hermano Carlos, para colaborar en la salvación de las personas.
Hermanos, nuestro amado Jesús de Nazaret es el «único modelo» donde podemos encontrar las respuestas que tanto necesitamos para el mundo de hoy.
En el nombre de Jesús, un gran abrazo con todo mi afecto