Mes de Nazaret, febrero 2014, Fraternidad de Chile

El siguiente documento es una síntesis de la experiencia que fuimos viviendo durante el llamado: “Mes de Nazaret”, 7 miembros de la Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas de Chile y dos miembros de la Fraternidad argentina. Acompañados por Fernando Tapia y José Agustín Tapia, y con la visita de Juan Barraza y Miguel Hoban, se fue guiando este mes tan esperado por todos los que fuimos parte del mismo.

El material que veremos no es una crónica día a día de lo sucedido, ya que queremos evitar dos males: primero cansar al lector y segundo y fundamental, inspirar a los que no han vivido este mes a que se motiven a realizarlo y a los que ya lo han vivido a dar gracias por esta experiencia tan hermosa.

Enlace al documento: Mes de Nazaret, Chile, febrero 2014

Carta Adviento 2013 Hermano Responsable

CARTA DE ADVIENTO 2013
HERMANO RESPONSABLE FRATERNIDAD SACERDOTAL IESUS CARITAS
Queridos hermanos,
cuando tengáis esta carta en vuestras manos estaremos
celebrando el aniversario de la Pascua del hermano Carlos, inicio también del Adviento, o ya lo habremos celebrado. La actualidad de su mensaje para nuestra Iglesia hoy es indiscutible. No es solamente un mensaje espiritual, una forma de vivir la fe: es una manera de vivir. Vivir Nazaret junto a creyentes y no creyentes, en la propia cultura o participando de otra
totalmente distinta, ser presencia de Jesús vivo no tanto
por los signos religiosos, sino por la cercanía a las
personas, sin ser nadie especial. Coincidiendo con el
carisma del hermano Carlos, el papa Francisco dice que
tenemos que ir a las periferias, adonde no se oye hablar
de Dios, donde está la gente más abandonada, que ni
siquiera expresa su deseo de conocer a Dios, o vive su
fe desde religiones distintas a la nuestra, o donde el
dios del dinero impone sus normas y su “liturgia”. Cada
uno de nosotros sabemos cuáles son esas periferias. El lenguaje y el testimonio del papa llegan de verdad a los pobres, y sabemos que es incómodo para muchos eclesiásticos y poderosos. Otros piensan que es un demagogo y un populista… Las reformas no siempre gustan a todo el mundo, porque nos sacan de nuestra comodidad o instalación. Es una llamada a revisar también nosotros si queremos ser reformados, reciclados, convertidos, y qué resistencias encontramos en nosotros mismos. Volver a Nazaret, hacerse peregrino, aunque vivamos siempre en la misma casa…
Seguimos con preocupación la situación de hermanos con problemas en sus países por diversas causas: Filipinas, Centroáfrica,
Honduras… Oramos por ellos y por su gente.
He participado en el mes de junio con la fraternidad de
Argentina en su retiro; en octubre, con los hermanos de Chile. Estos hermanos latinos son “bravos” y luchadores. Con esperanza y alegría están dispuestos para colaborar en la preparación de la próxima Asamblea Panamericana, quizá en 2015. En enero de 2014 me encontraré por primera vez con la fraternidad de México en su retiro anual y será otro momento interesante para afianzar nuestros vínculos como hermanos. La fraternidad de Italia me acogió como peregrino en su asamblea en Loreto, Ancona, en noviembre, y pude compartir con ellos sus realidades, sueños, inquietudes: la experiencia de algunos hermanos mayores que

estuvieron en los comienzos de la fraternidad, y que para mí ha sido una lección de humildad y de sabiduría.
En este Adviento, qué momento más adecuado para la reserva de alguna o algunas jornadas para el desierto, en disposición de estar a la escucha, dándole tiempo al Señor en soledad, esperando en él, no en nuestros “montajes” interiores. Giovanni ZANINELLI, hermano de la fraternidad italiana, me confía este pensamiento suyo después del día de desierto en Loreto, durante la asamblea: “El silencio era el lugar de Dios, pero no podía oír
su voz. Parecía sentir en mi espíritu una sensación
de vacío, pero al mismo tiempo de calma y
serenidad: un signo de la cercanía a Dios, de su
presencia. Probablemente Dios habla así. Cuando
Dios no habla es porque no le damos la
oportunidad de hablar. Llenamos todo el tiempo de
nuestras peticiones y preocupaciones. Hablamos y
no dejamos hablar Entonces te das cuenta de la
pequeña oración de Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Dios no habla porque no sabemos esperar y esperar en su palabra”.
El desierto es esencial para nuestra vida interior y para la vida de la fraternidad. El desierto y la adoración nos hacen crecer en la amistad con Jesús y en la amistad con los demás. Una fraternidad de amigos-hermanos es el pequeño cenáculo donde no solamente nos reunimos para rezar, sino también para leer nuestras vidas, y dejar que los demás lean nuestro corazón,
como un momento contemplativo.
En el último fin de semana de noviembre hemos celebrado el
encuentro de la Familia de Carlos de FOUCAULD de Andalucía y Murcia, en España, y nos ha acompañado Marc HAYET, que fue prior de los Hermanos de Jesús, con el tema “Hacerse pequeño para hacerse hermano”. La experiencia de las fraternidades, de las personas, el compartir la oración, la fiesta y la palabra, y escuchar a Marc, nos ha ayudado a profundizar en la espiritualidad,
el mensaje, las opciones y la visión de futuro del hermano Carlos. Nos impresionó especialmente el testimonio de un compañero musulmán de trabajo: “Si quiero perdonar, tengo que cambiar todas mis leyes interiores”. Ahí queda eso…
Santo y vital Adviento para todos. Alegre y fraternal Navidad para todos. Que nuestra vida
haga feliz a los demás. Es mi deseo de corazón
junto a un abrazo fuerte para cada uno de vosotros.
Aurelio SANZ BAEZA, hermano responsable
Perín, Cartagena, Murcia, España, 26 de noviembre de 2013


carta fraternidad Mexico enero 2014

FRATERNIDAD SACERDOTAL IESUS CARITAS MÉXICO
Queridos hermanos,
un millón de gracias por haberme acogido en estos días pasados, donde hemos compartido en Cuernavaca un tiempo y un espacio de verdadera fraternidad. Gracias porque van creciendo por dentro, por las tareas de pacificación en los lugares pastorales, por el estilo de vivir en equipo allí donde están, por todo lo que me han enseñado para ser yo mejor persona. Me han proporcionado mucha alegría y ganas de servir a la fraternidad en todo el mundo como un hermano a la escucha que aprende de sus hermanos. Siempre aprendemos de los demás, los hombres y mujeres, los jóvenes y los niños de nuestras comunidades y grupos, pero en el terreno de la fraternidad, en el día a
día de cada uno, descubro llamadas del Señor y ánimos nuevos.
Recuerdo y llevo un eco importante en el corazón de todo lo vivido en profundidad. Cada vida es un
mensaje de Buena Noticia. Cada persona, un reflejo del amor de Dios manifestado en Jesús. Sin desmerecer a todos los hermanos, para mí ha sido un regalo inconmensurable del Señor conocer en México DF a Margarita ROJAS y a su nieto Othón, de quienes tenía hace tres años el deseo de conocerlos y abrazarlos. En esta gente sencilla se muestra el verdadero rostro de Dios, la llama en el Sinaí, el susurro del paso del Señor. Gracias a Nacho, a las hermanitas de Jesús, la hallamos
y gozamos de un encuentro impresionante.
Quiero animarles a ir pensando en el Mes de Nazaret. Cuándo, dónde, cómo, ustedes mismos deben hacerlo, son autónomos como fraternidad mexicana, y siempre los demás estaremos dispuestos a ayudar en lo que sea preciso. Asimismo, la I Asamblea Panamericana será un momento importante para las fraternidades de América. Espero que durante el mes de marzo haya propuestas concretas y un mínimo de organización. No sólo se trata del lugar, sino también de los temas a tratar, ya que las asambleas continentales tienen el esquema de encuentro de fraternidad: oración, adoración, día de desierto, revisión de vida, trabajo en grupos y en asamblea y, esto es muy importante, fin de semana en parroquias de los hermanos, compartiendo con la gente y las
comunidades.

Quedé muy impresionado por el ambiente de silencio en la jornada dedicada al desierto, antes de salir a Zempoala y durante la estancia allí. Los testimonios posteriores fueron realmente pura vida y expresión de lo que pasa en el corazón cuando éste se abre al Señor y deja que él lo llene. Dejarnos llenar del pensamiento de Dios… ser el receptor de su voz a través de lo inesperado… no perder nunca nuestra capacidad de
sorpresa…
Echo de menos los campanazos de Polo y el gallo de la alarma en el celular de Álex… Las tortillas de Oaxaca, la nieve en Cuernavaca, la piedra volcánica donde se lee el mundo, donde palpita la historia de un planeta de tres mil quinientos años de antigüedad. Echo de menos a cada uno y lo intento
situar junto a Jesús, con su trabajo y su lucha, con sus esperanzas y decepciones; desde el propio ser humano que somos cada uno, sin que aún nos hayan crecido alas de angelito, como en las pinturas de la catedral de Cuernavaca. Somos cuerpo y no sólo una cara.
Gracias, hermanos, y gracias especialmente a Nacho, que se desvive por todos, que nos trata mejor que a un hijo, que vive la fraternidad desde su esfuerzo y constancia.
En la celebración y en la adoración les tengo presentes y saboreo la huella que han dejado en mi vida en construcción. De verdad que son un regalo del Señor y me han aportado mucho.
El equipo internacional y yo contamos con ustedes.
Un gran abrazo a la mexicana (mano-abrazo-mano) y miles más a la española de todo corazón.
Aurelio SANZ BAEZA, hermano responsable
Perín, Cartagena, Murcia, España, 26 de enero de 2014

carta del hermano responsable

CARTA DEL HERMANO RESPONSABLE, NOVIEMBRE 2012
Querida fraternidad,
los hermanos en la Asamblea de París me han elegido hermano
responsable por seis años, y quiero ponerme a vuestro servicio con amor fraternal y buena voluntad por hacer el bien a todos, ayudado por el Equipo Internacional formado por Emmanuel ASI, de Pakistán, Jean François BERJONNEAU, de Francia –que será el “Asistente General”-, Mark MERTES, de Estados Unidos –responsable de la economía-, Félix RAJAONARIVELO, de Madagascar, y Mauricio da SILVA, de Brasil, escogidos de los cuatro continentes donde la fraternidad está presente, y a quienes agradezco de corazón haber aceptado navegar en este barco y dar a la fraternidad lo mejor de nosotros.
Gracias, también, a nuestro equipo anterior: Abraham, -responsable internacional-, Eddy, José y Richart. Gracias por vuestro trabajo y dedicación.
Me presento: nacido en Murcia (España), sacerdote de la diócesis de Cartagena – Murcia, y trabajo en una parroquia rural cerca de Cartagena, que se llama Perín. Hace pocos días he cumplido 57 años y llevo 28 años de ministerio. En la fraternidad, 30 años. Mi fe, mi vida y mi vocación, así como mis prioridades sociales, han crecido en el seno de la fraternidad, animado por mis hermanos, corregido, acompañado y querido por ellos. La fraternidad es el lugar donde crece lo que mis padres sembraron en mí. El carisma del hermano Carlos me marcó desde el principio de mi juventud y desde Nazaret he soñado, reído, llorado y gozado. Nazaret me ha dado el tiempo y el reloj, la mochila y las sandalias, el pan y la mesa, y desde Nazaret voy aprendiendo a escuchar, a estar junto a la gente. Trabajo en dos proyectos humanitarios en Cartagena, en ese mundo de la drogodependencia y el sida, y en Bam (Burkina Faso), lugares y personas que son mi vida, donde pongo mi corazón.
Mi deseo al empezar esta nueva tarea es, junto al Equipo Internacional, estar cerca de las fraternidades y crear una comunicación frecuente y fluida entre todos, no para dar lecciones, sino para acompañar y escuchar. Las asambleas continentales son una realidad en Asia y Europa, y vamos a trabajar

para hacerlas posible en América y en África. Son desafíos que durante la Asamblea de París han ido apareciendo y que nos motivan para esforzarnos a animar a las fraternidades africanas y americanas a vivir el Evangelio y ser Iglesia desde sus realidades, a crecer como fraternidades jóvenes. Queremos que sepan que no están solos.
Las intuiciones del hermano Carlos han generado un estilo de familia que da cabida a quien busca a Jesús no sólo en los signos sacramentales, sino también en los seres humanos, especialmente los favoritos de Jesús. Tenemos que ser la custodia visible de Jesús en nuestras sociedades, que reconozcan a Jesús no por lo que decimos de él, sino por cómo lo vivimos, expresión del hermano Carlos, desde la adoración de su Bienamado. Esta familia son nuestras fraternidades, tanto la nuestra como todas las ramas nacidas entorno al carisma. Cada vez más somos invitados a estar en esa gran familia, donde encontramos a hermanos y hermanas que oran, adoran, contemplan, revisan su vida, trabajan juntos, viven el desierto, acogen la Palabra, y luchan por los derechos de los últimos, en formas a veces muy comprometidas, jugándose la vida. Nazaret es también estar con aquellos que pierden sus derechos por mil motivos, en tantas partes del mundo, y nosotros no debemos olvidar por quiénes luchó Jesús y “programó” su Reino. Recordemos en el Eclesiástico: “El pan del pobre es su vida. El que le quita el pan es un asesino” (Eclo 34,21)
Tenemos los medios que nos ofrece nuestro Directorio para vivir la fraternidad: la adoración, el día de desierto mensual, el encuentro de fraternidad, la revisión de vida, la contemplación de la Palabra, la contemplación en lo cotidiano y habitual, el Mes de Nazaret, cultivar la amistad y ser pobres con los pobres. Crezcamos como hombres creyentes en este Dios cercano que nos anuncia el Adviento ya en la puerta.
Que el hermano Carlos, en su aniversario el próximo 1 de diciembre nos bendiga.
Un fraternal abrazo.
Perín, 27 de noviembre de 2012
Aurelio SANZ BAEZA

Carta de París

CARTA DE PARÍS
Asamblea Internacional de la Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas.
París, 6 al 21 de Noviembre de 2012.
En la celebración de los cincuenta años del Concilio Vaticano II, en los inicios
del “Año de la Fe”, nos encontramos 47 hermanos sacerdotes, representantes
de 28 países de los cuatro continentes, reunidos en asamblea en el Foyer de
Charité de Poissy, en París. Están con nosotros Mariano Puga y Jaques Midy
que conocen la Fraternidad desde hace más de cincuenta años. El delegado
del Congo no pudo conseguir el visado y el de Canadá tuvo que regresar
precipitadamente por la muerte de un hermano.
La elección de Francia, para esta oportunidad, ha estado motivada por la
memoria del Bienaventurado Carlos de Foucauld, ligado a algunos lugares
significativos, en algunas etapas de su vida: La Iglesia de San Agustín donde
se encontró con el Padre Huvelin, tan importante en su conversión en 1886; la
Basílica de Montmartre donde él vivió una noche de Adoración con Massignon.
Francia está ligada a los inicios de nuestra Fraternidad Sacerdotal, fundada a
principios de los años 50 y a distintas ramas de la Familia Espiritual del
hermano Carlos, como las Hermanitas de Jesús y las Hermanitas del Evangelio
que nos brindaron su testimonio y que escuchamos con atención.
Las conferencias nos han informado sobre la sociedad francesa y la
importancia que tiene la Iglesia en este país. La visita y presencia en
Parroquias y lugares de misión (cárcel, diversas capellanías y la experiencia de
una Parroquia en un barco sobre el Sena…) nos han permitido aprender de la
realidad de una Iglesia viva en un medio secularizado. La oración litúrgica, la
adoración cotidiana, la Eucaristía diaria, como el día de desierto, dieron a la
Asamblea un ambiente de espiritualidad fraternal. Los tiempos de convivencia,
los intercambios y las comidas compartidas han ayudado a crear ese clima.
Después de haber escuchado los informes de las diversas regiones del mundo,
éstos nos han hecho sentir con fuerza, cómo la fe siempre motiva y da origen a
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maneras nuevas de construir la Iglesia, facilitando las llamadas y orientaciones
que renuevan nuestras fraternidades.
1.- Ecos de las regiones del mundo.
Los informes de los diversos países y continentes nos han enriquecido. Ellos
nos han permitido crear lazos profundos entre nosotros y nos hacen tomar
conciencia de nuestra complementariedad, en el respeto sincero de las
diferentes realidades vividas por los unos y los otros, en el reconocimiento, con
humildad, de los múltiples desafíos que encontramos.
Las fraternidades de África son marcadas por los contextos de sus países
políticamente inestables, económicamente débiles y socialmente inseguros,
donde nuestra presencia como sacerdotes, compartiendo la vida con la gente,
es a menudo, percibida como tranquilizadora y devuelve la confianza. Para
nuestras fraternidades las largas distancias y el mal estado de los caminos,
como la falta de dinero y de medios materiales, hacen difíciles las
comunicaciones, y que los encuentros sean menos frecuentes, pero éstos
jamás significan obstáculos infranqueables. Lejos de ser esto una fuente de
desánimo, las dificultades particulares dinamizan más todavía a nuestras
fraternidades a profundizar la identidad propia y de crecer en número por la
acogida de nuevos sacerdotes jóvenes.
Europa y América del Norte, gozan de una cierta prosperidad material,
reconociendo, al mismo tiempo, una crisis económica y financiera profunda que
afecta al equilibrio de vida en muchas familias, desarrollando un gran
sentimiento de inseguridad. Las fraternidades son numerosas, pero los
miembros envejecen, a imagen del clero diocesano. Sin embargo, los
sacerdotes que vienen de lejos enriquecen nuestros presbiterios y
fraternidades.
El Continente Latinoamericano registra un cierto crecimiento económico, pero
se trabaja con una inseguridad social creciente. La presencia del narcotráfico y
sus víctimas… Tenemos un universo religioso marcado por la presencia de
diversas sectas e Iglesias evangélicas. Se tiene relación con las diversas
familias espirituales del hermano Carlos y nuestras fraternidades tienen
numerosos simpatizantes sumando regularmente nuevos miembros.
Asia, en pleno desarrollo económico. Continente de grandes religiones como el
Islam y el Hinduismo, la Iglesia Católica es minoría, pero las fraternidades son
populares entre los sacerdotes jóvenes. El diálogo con las otras religiones se
desarrolla guardando siempre la identidad de la fe cristiana.
2.- Anuncio de la fe.
Según los lugares del mundo, dentro de las diversas situaciones vividas, la fe y
su anuncio se ven de manera diferente.
La fe toma primero forma de ganas de vivir, de existir. Dentro de las diversas
etapas de la vida personal y colectiva, se trata de creer que la vida merece la
pena. En esta forma elemental de la fe, se encuentra la universalidad del
evangelio, donde todos los seres humanos están dentro de una misma
aventura. Es creer que la vida vale la pena de ser vivida. Delante de todas las
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categorías y manifestaciones del mal, que golpean a la humanidad, la fe se
esfuerza en anunciar una noticia de bondad radical. Por lo tanto, unidos a
Jesús, en esta noticia de bondad que es el evangelio, creemos que el mal no
tiene la última palabra. Es ésta una condición que hace posible la fe y la
libertad de creer en las personas, ayudando a que la fe nazca en ellas.
En efecto, en Jesús de Nazaret, en su manera de ser y de vivir, podemos ver
cómo el Evangelio se hace presente en todos los seres humanos. Jesús
siempre decía lo que pensaba y hacía lo que decía; se ponía siempre en lugar
del otro, sin abandonar el suyo, con hechos que expresaban su compasión,
llevada hasta el extremo, haciendo cara a sus adversarios. El Evangelio es así
admirable humanamente, porque Jesús es libre hasta para entregar su vida.
Nosotros estamos unidos ahí a la vida y destino del hermano Carlos, que ha
buscado imitar a Jesús en su vida y en su muerte.
Esta imitación de la vida de Jesús en la cercanía y hospitalidad, en su itinerario
y libertad para relacionarse consigo misma, engendra una Iglesia siempre en
génesis. La Iglesia nace donde la fe se engendra, en los encuentros sencillos,
en la hospitalidad y las actitudes de acogida, como el balsero que ayuda a
cruzar el río. Releyendo las Escrituras, el balsero, que podría ser uno de
nosotros, da una dimensión visible a la fe, uniendo los sacramentos a los
signos mesiánicos de Jesús. Una comunidad pobre y pequeña, descubre
entonces que la fraternidad que ella vive elimina las fronteras del espacio y
tiempo; cuando se supera el umbral de la contemplación en la liturgia y la
adoración, descubre que el cuerpo de Cristo se construye en ellas, y que las
inserta en el inmenso pueblo de Dios, la Iglesia, caminando hacia Dios.
Hemos comprendido mejor que las respuestas a los numerosos desafíos que el
mundo nos presenta se dan en los gestos cotidianos. Cuando las comunidades
cristianas se hacen transparentes al Evangelio, relativizan sus preocupaciones
internas y en un movimiento unido a la Encarnación quieren arriesgarse
testimoniando su solidaridad con los más frágiles de los humanos.
Reconociendo la singularidad de cada persona, por los lazos de cercanía y
amistad, las fraternidades viven la relación entre unos y otros sin miedos y se
abren a la universalidad. La hospitalidad de verdad llega a ser el lugar de la
revelación de Dios que se da a conocer en lo incógnito de los encuentros y
singularmente en el encuentro del excluido. Así, la Iglesia, que puede por
diversas razones desaparecer en cualquier lugar, adquiere una figura de
diáspora, y no cesa de nacer allí donde la fe emerge nuevamente, poniéndola
al servicio del bien común y de la unidad social. Ahí es donde hoy está la
Noticia de Jesús mismo, hecho bondad, que nos ha unido en fraternidad y que
queremos vivir según sus llamadas.
3.- Llamadas y orientaciones para nuestras fraternidades.
En esta Asamblea Internacional hemos experimentado la diversidad, diferencia
y originalidad de cada uno, representantes de las distintas fraternidades, hijos
de nuestra propia cultura y hemos vivido la alegría de la comunión y
comunicación, por la presencia del Espíritu de Jesús de Nazaret, pero ¿qué
pasa con el resto de la gente que no conoce a Cristo Jesús? Y si lo conoce o
ha oído hablar de él ¿Cómo lo asume en su vida cotidiana?
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La globalización actual nos divide, nos hace experimentar la presencia del
otro, que es distinto a nosotros, provocando acogidas, desencuentros y
temores. Entonces ¿cómo encontrarnos?
Hoy, la discusión es de carácter ético, que encuentra resistencia en muchos,
sobre todo si se tiene poder, para así construir la tierra, a partir de nuestras
originalidades, como un Hogar para todos, sin exclusiones o dominios de unos
sobre los otros. Ante esto, ¿cuál es nuestra originalidad y aportación como
Fraternidad?
Nuestro ideal es vivir el amor de Dios en Jesucristo, al estilo del hermano
Carlos, como fruto del Espíritu Santo, en la cercanía, presencia y respeto, con
el otro, desde lo pequeño, cotidiano, siempre desde los más débiles,
despojados y excluidos, que Dios ama y desde donde nos interpela.
Como sacerdotes diocesanos, debemos reconocer nuestra realidad: en
algunos países somos pocos; nos envejecemos; algunos en el presbiterio nos
miran con curiosidad, sobre todo los sacerdotes jóvenes; algunas de nuestra
fraternidades enfrentan dificultades enormes, incluso con riesgo de la vida;
pero también vemos tanto compromiso, entrega y fidelidad en nuestros
hermanos, en tantos lugares del mundo, y se nos llama a fomentar la formación
de fraternidades en todas partes.
Esto nos exige fortalecer nuestra vida de comunidad, en la escucha de la
palabra de Dios compartida, en la revisión de vida, en la unidad de la adoración
eucarística, en el día de desierto y en el testimonio sencillo de la vida cotidiana,
allí donde la Iglesia nos coloca y envía, como sacerdotes diocesanos.
Es importante que los sacerdotes más jóvenes nos conozcan, no para buscar
prestigio o fama, sino como un servicio sincero a la vida espiritual de la Iglesia,
en la fidelidad a ella y nuestros obispos. Esto se lo debemos a los pobres.
Los hermanos mayores son parte importante en nuestras fraternidades y
necesitamos de su testimonio de una vida de entrega de sí mismos y la fuerza
de su oración. Los que ya han partido a la casa del Padre: sentimos su
presencia y comunión con nosotros.
Acrecentar nuestra solidaridad y sentido misionero local e internacionalmente,
como hermano universal, de todos, sobre todo cuando la cultura actual fomenta
y dinamiza el individualismo, provocando la soledad y abandono de tantos
hermanos.
No acostumbrarnos a la realidad, sino dejarnos interpelar y cuestionar por ella
desde el Evangelio, sobre todo desde la sabiduría de los pobres, en el camino
de Jesús, ejerciendo la autoridad como servicio.
Ser signos de acogida, gratuita y amorosa, con los in/emigrantes, refugiados y
exiliados, que el sistema mundial actual provoca, reconociendo lo que ellos
aportan, más que las dificultades que nos plantean. Reconocer todas las
nuevas formas de esclavitud que se nos presentan, que someten y alienan a
tantos hermanos, haciéndolos funcionales (consumidores) al sistema imperante
y que solo privilegia a algunos. Que nuestro sufrimiento, vergüenza y dolor, por
la infidelidad a su ministerio, de algunos sacerdotes, sobre todo en el abuso de
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menores, nos haga más humildes y fieles a la voluntad de Dios. “¡Estad
despiertos!”
Madurar, crecer y vivir la vida en fraternidad. Que el estar solo o aislado sea
una excepción, y que se busque superar con prontitud. Ésta es nuestra mayor
fortaleza y que nos ayuda a discernir, con otros, lo que Jesucristo nos dice hoy.
Es la ayuda más eficaz para fortalecer nuestra propia vocación en el mundo y
la Iglesia, en nuestro propio entorno.
El testimonio silencioso, de presencia real, de vida de oración que une la fe y la
vida, en la acción solidaria cotidiana, aún en la rutina, es la respuesta más
eficaz a todo fundamentalismo, que oscurece el amor de Dios Padre e impide
el encuentro real y eficaz, a partir desde el respeto a nuestra propia identidad.
Ahí nos encontramos con Jesús Resucitado.
Preocuparnos y movernos para la realización del mes de Nazaret, para que
todos los hermanos de nuestras fraternidades tengan la posibilidad de vivir esta
experiencia en el espíritu del hermano Carlos, en la intimidad del amor en
Jesucristo, que determina nuestra orientación y acción, como vida fraterna al
servicio de los pobres y desde ellos, y con ellos dejarnos conducir por el
Espíritu Santo.
Por último, es necesario profundizar y realizar, encuentros regionales y
continentales, para conocernos y experimentar la comunión, en el servicio
desde los pobres, en el camino que nos propone el hermano Carlos desde
nuestro amor y fidelidad a Jesucristo, que nos da vida, nos devuelve la
dignidad de ser hijos y, por lo tanto, hermanos responsables unos de otros.
Hemos elegido a Aurelio Sanz, de España, como
responsable internacional y aprobado su equipo
compuesto por Jean François Berjonneau
(Francia), Mark Mertes (EEUU), Emmanuel Asi
(Pakistán), Mauricio da Silva (Brasil) y Félix
Rajaonarivelo (Madagascar)
Conclusión.
En este año en que conmemoramos el Concilio Vaticano II, recordemos que
aspectos de la espiritualidad del Bienaventurado Hermano Carlos de Foucauld
se encuentran en textos conciliares, y que la familia foucauldiana, de la que
formamos parte, contribuye al nacimiento de la Iglesia de nuestro tiempo,
repartida por todas las naciones, por hacerla accesible a todos los hombres.
Testigos y portadores del Evangelio de la bondad, desde las fraternidades, con
la originalidad de nuestro carisma y vocación, nos presentamos a los hombres
en el Dios de amor, que se hace hermano en Jesús de Nazaret.
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